martes, 27 de septiembre de 2011

LOS TEMPLARIOS EN LA INDEPENDENCIA DE ESCOCIA




LOS TEMPLARIOS Y LA INDEPENDENCIA DE ESCOCIA
         
La progresiva pérdida de su rol militar durante las Cruzadas provocó el debilitamiento y la desaparición de la mayoría de las Ordenes de Caballería medievales. Sin embargo, algunas de ellas participaron en importantes hechos históricos que, como un postrero canto del cisne, perpetuaron su influencia a través de los siglos. La constitución de la Prusia antigua y los Caballeros Teutónicos, la gran expansión marítima de Portugal por medio de la Orden de los Caballeros de Cristo, continuadores explícitos de los Templarios, con Enrique el Navegante y Vasco da Gama como miembros e impulsores y el decisivo rol de los Templarios fugitivos en la independencia de Escocia son algunos claros ejemplos.


Entre los múltiples y poco conocidos lazos que unen a la ya entonces disuelta Orden del Templo con la constitución del reino independiente de Escocia, en el siglo XIV, figura en primer lugar el crucial papel de refugiados templarios en la batalla de Bannock-Burn, el 24 de Junio de 1314, en apoyo al rey Robert I Bruce, líder de los escoceses y luego conocido como “Brave Heart” (el Corazón Valiente de la película...)


Básicamente, la precaria situación de Escocia era la siguiente:


Seis meses después de la ejecución por descuartizamiento de William Wallace, el 11 de febrero de 1306, Robert the Bruce apuñala y mata a John Comyn, su rival por el trono de Escocia, ante el altar de  la iglesia de los Monjes Grises de Dumfries. Luego, se hace coronar como rey el 25 de marzo del mismo año. Eduardo I, rey de Inglaterra, desencadena rápidamente la leva de su ejército del Norte. Una vanguardia inglesa enfrenta al ejército de Bruce y lo pone en fuga. Con su cabeza puesta a precio, Robert the Bruce vive como un fugitivo. Más interesados por el cebo de las ganancias y los privilegios que por los destinos de su país, los barones escoceses son más un peligro que una ayuda para el proscripto caudillo. Marginado, se convierte, como antes William Wallace, en el héroe de una Escocia que lucha por liberarse de la tutela inglesa. El 6 de Julio de 1307 muere Eduardo I estando aún en expedición contra Escocia. En su lecho de muerte, hace prometer a su hijo que concluirá la campaña y de hacer que siempre su ataúd encabece sus tropas para que los escoceses vieran quien era finalmente el vencedor.


Pero Eduardo II no era del mismo metal que su padre... Se aferra al pretexto de los funerales de su padre para retornar a Londres. Se podría pensar que, si él hubiera concluido la campaña de su padre, hubiera podido, entonces, capturar fácilmente a Bruce acorralándolo. Igualmente, su situación permaneció precaria pues la mayoría de los castillos de Escocia están en manos de los ingleses. Bruce desencadena una guerra de guerrillas y poco a poco retoma la posesión de sus tierras. En 1310, Eduardo II lanza una expedición punitiva pero, víctima de la política de tierra arrasada practicada por Bruce, debe replegarse a Berwick. Entonces, Eduardo II debe recomenzar la campaña pero sus oficiales no ven en su persona a un jefe guerrero entrenado y se rehúsan a seguirlo. Así, Robert the Bruce toma confianza y lanza ataques cada vez más audaces y en 1313 llega a controlar Stirling. El enfrentamiento es inevitable. Eduardo II reúne un gran ejército: entre dos y tres mil caballeros, veinte mil arqueros y guerreros y una gran masa de paisanos a pie. El 23 de junio de 1314, las tropas de Eduardo II arriban a la región de Stirling sin encontrar resistencia alguna hasta el límite de Bannock-Burn. Por su lado, Robert the Bruce reúne cinco mil guerreros entrenados más una tropa heterogénea que apenas alcanzaba a un cuarto de los efectivos ingleses. La fuerza del ejército escocés era una masa escuadrada de portapicas (denominados técnicamente “schiltrons”) entrenados para permanecer en perfecta cohesión y a no obedecer más que a las órdenes de sus jefes. Bruce despliega su ejército en tres partes de dos “schiltrons” cada una. El barón Douglas comanda el ala izquierda, Randolf el centro y Edward Bruce, su hermano, la derecha. Un pequeño contingente de caballería, bajo las órdenes de sir Keith, está situado en la retaguardia y a la derecha del dispositivo general. La reserva, escondida a los ojos de los adversarios, es comandada por el propio Robert. Anticipando una carga de caballería pesada sobre el ala izquierda, Robert the Bruce ordena preparar, delante de esta posición, trampas, fosos y picas clavadas en tierra para detenerla. El caudillo no se equivoca. Una vez más los jóvenes caballeros ingleses cargan contra las líneas enemigas en pos de la gloria y el honor. En el curso de esta carga, el conde Humphrey of Bohum encuentra a Robert the Bruce en plena inspección de las primeras líneas y lo reta a duelo singular. El combate torna a favor de los escoceses que logran partir en dos a las tropas enemigas y retomar entonces su lugar en la reserva. En el mismo momento, Clifford y de Beaumont, a la cabeza de setecientos caballeros, atacan el flanco escocés que debe replegarse. De este modo, este contingente queda colocado entre el castillo de Stirling y Bruce. Consciente que no puede reducir la brecha, Bruce prefiere abandonarla, dejarse encerrar y hasta eventualmente ser aniquilado. Por su parte, antes que replegarse, Clifford decide continuar su carga hasta que finalmente es muerto y sus tropas dispersadas. Cae la noche, las operaciones se detienen y cada uno acampa en sus propias posiciones. Robert the Bruce decide jugarse el todo por el todo y aceptar otra jornada de combate. En la mañana del 24 de junio, día de San Juan Bautista, solsticio de verano en el hemisferio norte y tres meses después que Jacques de Molay, último Gran Maestre del Temple, muriera en la hoguera, el rey Eduardo II demanda al conde de Gloucester de llevar adelante una carga general. La flor y nata de la caballería inglesa muere por empalamiento en las picas escocesas. Los arqueros al servicio de Eduardo II, desde la retaguardia inglesa, tratan de tirar por encima de sus propias tropas. Mal ajustado, el tiro cae antes de los “schiltrons” o, peor aún, sobre las primeras líneas inglesas! Bruce hace avanzar sus unidades regularmente obligando a los ingleses a retroceder. Los arqueros  no tienen tiempo de recargar y son aplastados por una carga de la caballería escocesa. Finalmente, Robert the Bruce mueve la reserva que logra la derrota del ejército inglés. Eduardo II huye y no se detiene hasta llegar al abrigo de los terraplenes del castillo de Dunbarr. El conde de Gloucester, doscientos caballeros y miles de soldados ingleses mueren en la batalla de  Bannock-Burn, decisiva para la independencia de Escocia. El conde Angus of Heresford y setenta caballeros son capturados: la victoria  es total y asegura más de cuatro siglos de independencia escocesa. Este triunfo, además, significó un mayor encumbramiento para los clanes que mayor participación tuvieron en dicha decisiva batalla. El rey Robert I tuvo especial predilección para los clanes Saint-Clair (Sinclair), Douglas, Sethon, Fraser y otros. Curiosamente, esos clanes eran los que mayor cantidad de miembros habían aportado a la Orden del Temple durante su existencia.


Sin embargo, pocos relatos de testigos contemporáneos han sobrevivido públicamente hasta nuestros días. Existen claros indicios que, en poder de los sucesores de los clanes antedichos, se encuentran archivos y documentos reservados de dichas familias que son reacias a darlos a conocer en su totalidad. Existen también algunas organizaciones privadas, sumamente discretas, que conservan archivos y objetos históricos de la Escocia medieval, tales como la denominada Stella Templum Scotia.


Uno de los pocos relatos de la época antes aludido es el denominado Deo et Sancto Hospitali de Jerusalem et fratribus ejusdem Militiae Templi Salomonis del rey James IV dictado en 1488 por el cual se otorgaban tierras a los Caballeros Hospitalarios y a los Templarios quienes, según se desprende del texto, continuaron existiendo discretamente bajo el manto de los Hospitalarios mucho tiempo después de su disolución. El historiador escocés Andrew Sinclair, descendiente directo y miembro actual del clan Sinclair y con acceso directo a los archivos antes mencionados, describe cual fue el rol de una tropa de la caballería templaria que sorpresivamente irrumpió en la batalla de Bannock-burn inclinando la balanza a favor de los escoceses (1):  “La batalla tuvo lugar cerca del castillo de Stirling , el día de San Juan de Junio, una fecha cargada de significado para las órdenes militares. El ejército de Bruce se encontraba en minoría numérica de tres a uno por lo menos: eran seis mil hombres contra veinte mil. Le faltaban, sobre todo, guerreros a caballo. Había unos tres mil en el ejército inglés mientras que los escoceses sólo habían podido reunir quinientos jinetes mal armados. Las crónicas de la batalla que nos han llegado son escasas e incompletas. Pero refieren dos hechos extraños. Hubo una carga de caballería contra los arqueros ingleses por parte de una unidad que Bruce había mantenido en la reserva. Y cuando todos los efectivos de ambos bandos estaban en plena pelea, apareció un nuevo contingente de jinetes con banderas al viento que pusieron en fuga a los ingleses. Según una leyenda escocesa, eran tropas auxiliares montadas en ponies, armados con porras y bieldos y con sábanas a guisa de banderas; pero una turba así jamás podría haber hecho huir en desbandada al rey inglés y a quinientos de sus caballeros. Pues la carga de este nuevo escuadrón inspiró terror a los ingleses que reconocieron la fuerza de sus enemigos y, probablemente, a  su bandera de guerra el Beauséant...” Todo parecería indicar que la antedicha “leyenda” no es sino una interpretación burlona y popular acerca de la huida de los ingleses ante una tropa - grotesca y mal entrenada dice la sátira – pero muy peligrosa en la realidad tal como lo indicaba la presencia del Beauséant , el temido estandarte de guerra de los Templarios.


Desde la batalla de Bannock-Burn hasta la caída de la monarquía ha existido una extraña y semi-clandestina alianza entre los Templarios refugiados en Escocia y sus reyes. Dado que las principales fuentes de información son privadas y familiares  - antes que públicas y estatales -  se hace sumamente dificultoso estudiar dicha relación si no es por la información a la que ciertos clanes permiten acceder. Producto de ese “templarismo” larvado es el espíritu de la Declaración de Arbroath (1320) que sella la independencia de Escocia con la histórica frase de su comienzo: “Mientras cien de nosotros sigamos con vida jamás nos someteremos a la dominación inglesa...”


En el mismo sentido anterior se encuentra el solemne y secular juramento de fidelidad  que prestaban los Templarios  a los reyes de Escocia, cuyo texto se ha modernizado adaptándolo a la lengua actual, pero sin alterar en nada su contenido. El texto, que se ha conservado dentro del clan Saint-Clair, es el siguiente:


“Por cuanto el antiguo reino de Escocia socorrió y recibió a los Hermanos de la muy antigua y noble Orden del Templo de Jerusalén, cuando se  estaban cometiendo muchas confiscaciones de sus propiedades y muchos males odiosos sobre sus personas, los Caballeros de la Orden damos fe de ello.


Los Caballeros de la Orden nos comprometemos a proteger y a defender los derechos, las libertades y los privilegios del antiguo y soberano reino de Escocia. Afirmamos, además, que sustentaremos, a riesgo de nuestros cuerpos, la Casa Real del reino de Escocia, nombrada por Dios.


Los Caballeros nos resistiremos con todas nuestras fuerzas a los intentos por parte de cualquier persona o grupos de personas, por mucha autoridad que ostenten  fuera del antiguo reino de Escocia, que pretendan apoderarse del antiguo reino de Escocia o de cualquiera de sus partes.


Conocedores, como Caballeros, del compromiso que contraen nuestras almas inmortales, afirmamos lo dicho por nuestro honor de Caballeros y así lo juramos ante Dios.”


Según el propio historiador y miembro del clan Saint-Clair, este juramento se sigue prestando aún en nuestros días...


N O T A S
(1) SINCLAIR, Andrew: The Sword and the Grail, Crown Publishers Inc., Nueva York, 1994, pág. 62.
B I B L I O G R A F I A
- HAY, R.P. Richard Augustine:  Genealogie of the Sainteclaires of Rosslyn, Edimburgo, 1835.
- SAINT-CLAIR, Roland William: The Saint-Clairs os the Isles, Aukland, 1898.
- GILBERT, T.M.:  Hunting and Hunting Reserves in Medieval Scotland, Edimburgo, 1979





Autor:   Dr. Jorge Francisco Ferro (CEHME)

jueves, 8 de septiembre de 2011

ORGANIZACION TRADICIONAL - REGULAR





ORGANIZACIÓN TRADICIONAL REGULAR

+Eques ab Aquila Coronata
S.P.R+C HRDM-KLWNNG

        Este es un tema que requiere de mucha atención, sobre todo porque en la medida que ha pasado el tiempo, ha surgido toda una percepción estrecha y bastante equivocada de lo que se supone es una estructura masónica “regular”. Por consecuencia, surge inmediatamente la sospecha, que para que una iniciación masónica sea efectiva, debe necesariamente estar vinculada a una de estas.

        ¿Pero, qué se entiende por organización tradicional regular?

        Ciertamente, aquella que está vinculada a las prácticas y doctrinas de la Masonería Tradicional; y esta masonería no es cualquiera, sino aquella primitiva que llamamos “masonería operativa”. Posteriormente se le conoce como “masonería aceptada”, dado a que se aceptó en sus logias la participación de algunas personas que no eran del gremio de los constructores (clérigos, doctores, militares, etc); que sin embargo, nunca constituyeron una mayoría en relación a los operativos. Este es el concepto de Masonería Tradicional regular.

        Luego y bastante más tarde, a partir de 1717 con la unificación de algunas logias  londinenses, fundan una novedosa estructura que le llamaron Gran Logia, y pusieron por cabeza un Gran Maestro. Es lo que se viene a conocer desde esa fecha en adelante y hasta ahora, como “masonería especulativa”, dado a que lo único que las une a la filiación “operativa y aceptada” no es más que una vinculación sentimental, no desconociendo que al interior de esta nueva estructura participan algunos masones operativos, pero no como estructura, sino en forma particular e individual. Este acontecimiento solo ocurre en Londres, porque en otros lugares, la Tradición sigue trabajando, aunque en forma reducida, pero ignorante del invento que se estaba gestando en aquella ciudad.

        De esta moderna masonería especulativa, surge una especial concepción sobre el significado de lo que constituye la “regularidad”, la que es entendida de una forma muy especial:
        1.- Este concepto, hasta el día de hoy, lo entienden desde un punto de vista geo-político, es decir “jurisdiccional”, “territorial”. Y en la medida que se van instalando en cada país, van otorgando “cartas patentes”, las que surgen desde la Gran Logia o desde un Supremo Consejo, según vaya avanzando la historia de la masonería. En estos países se configuran Grandes Logias, con el permiso de la primera que se constituyó en Inglaterra, y así se fueron propagando con el tiempo, con mutuos reconocimientos entre unos y otros.
        2.- En el caso de las Logias, estas son consideradas “regulares” en la medida que cuentan con la carta patente de la  Gran Logia que corresponde a esa determinada jurisdicción.
        3.- Son considerados “irregulares” quienes se han iniciado en alguna potencia masónica que no ha firmado acuerdos o tratados con la primera Gran Logia o con quienes a su vez no tengan acuerdos con ella. O sea, el reconocimiento a la condición de iniciado está sujeto a una visión exclusivamente geopolítica, jurisdiccional y territorial.
       
        Sin embargo, respondiendo a nuestra pregunta, qué se entiende por organización tradicional – regular, podemos aseverar que lo anterior está bastante lejano del concepto antiguo. Veamos:

        1.- La masonería antigua y aceptada, concibe la regularidad desde un aspecto absolutamente tradicional, ya que coloca en manos de los iniciados dos aspectos fundamentales: el primero, una “Doctrina” que es vertida en los antiguos manuscritos anteriores a 1717; y segundo, porque junto a esta Doctrina, pone en sus manos, un “Método” de realización espiritual, donde el aspecto “moral” de los símbolos no son la finalidad, sino solo uno de sus aspectos.
2.- La masonería antigua y aceptada, establece que el propósito de la iniciación no es otro que el proceso que lleva al hombre a un “segundo nacimiento” o “regeneración”, dado a que debe conducirle a la restauración  del “estado primordial original”. Por consiguiente, la regularidad no es el concepto de mutuos reconocimientos entre potencias y pactos masónicos desde el plano de las jurisdicciones territoriales, sino mas bien la garantía de que la Doctrina y el Método son asegurados en la transmisión de esta.
3.- Sin embargo, no se puede transmitir más que aquello que se posee; por consiguiente, si una organización definitivamente no es depositaria de una influencia espiritual que transmitir, ciertamente no puede comunicar nada a los individuos que se vinculan a ella.
4.- La regularidad Tradicional, se establece de Logia a Logia, o sea, para que una Logia sea “regular” debe ser constituida por otra Logia, que a su vez esté consagrada por otra más antigua; por tanto no necesita de Grandes Logias, Supremos Consejos, etc., y menos aun cuando esta práctica es muy anterior a la aparición de estos cuerpos colegiados modernos.
5.- Y en último caso, una Logia es “regular”, porque en el momento de ser instalada por otra, le otorga los documentos, “brevet”, que acreditan esta regularidad. En este caso, quienes son iniciados, cumpliendo todos los puntos anteriores, pueden decir en propiedad, que han sido “regularmente” iniciados.

Para quienes tengan algún conocimiento sobre rituales masónicos comparados, decimos que aunque alguna vez se trate de alguna organización auténticamente iniciática, los miembros de estas no tienen ni el derecho, ni el poder de cambiar sus formas a su gusto, o de alterarlas en lo que tienen de esencial. Por tanto, una organización iniciática no puede incorporar a sus ritos elementos tomados de formas tradicionales diferentes de aquella según la cual está constituida regularmente; tales elementos, cuya adopción tendría un carácter completamente artificial, no representarían más que simples fantasías redundantes, sin ninguna eficacia desde el punto de vista iniciático. De allí que es capital comprender lo que tradicionalmente se designa como la “cadena” iniciática, es decir, la sucesión que asegura de una manera ininterrumpida la transmisión de una determinada filiación. La constitución de las organizaciones iniciáticas regulares no está a disposición de simples iniciativas individuales, porque es necesaria la presencia de algo que no podría venir de los individuos, puesto que está más allá del dominio de las posibilidades humanas.

Nada diremos de las organizaciones pseudo-iniciáticas, neo-espiritualistas, o para-masónicas de invención moderna, ya que no tienen absolutamente nada “real” que entregar, ni menos “transmitir”, ya que lo que presentan no es más que una contrahechura, e incluso muy frecuentemente una parodia o una caricatura de la iniciación. La “regularidad” debe ser entendida en el sentido que quedan excluidas todas estas organizaciones, es decir, todas aquellas que, cualesquiera que sean sus pretensiones y de cualquier apariencia que se revistan, no son efectivamente depositarias de ninguna influencia espiritual, y, en consecuencia, no pueden transmitir nada en realidad.


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ESCUADRANDO Y PULIENDO LA HISTORIA DE LA MASONERIA MODERNA




ESCUADRANDO Y PULIENDO LA HISTORIA OFICIAL DE LA MASONERIA MODERNA
 (Errores y desvíos de la Masonería Especulativa)   


ADVERTENCIA  

  La totalidad de las informaciones y datos contenidos en este trabajo ya han sido publicadas, durante los siglos XVIII, XIX y XX, en diversas fuentes (libros, exposures, artículos, notas, folletos, conferencias, etc.) europeas, principalmente británicas, y norteamericanas. Por lo tanto, no se trata de ningún tipo de “revelaciones” ni curiosidades sino, por el contrario, de un material imprescindible para la correcta comprensión de la Masonería Especulativa.




                                                       “A long struggle ensued between the Ancients and the Moderns, Anderson’s innovations being the chief bone of contention. The Modern methods being termed ‘Andersonry’ by some of the Ancient brethen ...”    
                                                                    
                                                                      Thomas Carr, O.M.M. VII  

                                                                   “... la fondation de la Grand Loge d’Angleterre marque bien le début, non point de la Maconnerie sans épithete, mais de ce “amoindrissement”, si l’on peut dire, qu’est la Maconnerie spéculative ou moderne.”

                                                              René Guénon       

I) La Masonería Antigua:

             Mucho se ha escrito – y se escribe – sobre “la Masonería” sin mayores aclaraciones, pero tal actitud perpetúa muchas oscuridades y sombras sobre la misma. Primeramente, podemos decir que algunos de los conceptos utilizados como sinónimos, en variados estudios, no lo son y, consecuentemente, ciertas confusiones se mantienen por ignorancia o por conveniencia.
              Uno de los casos típicos es la confusión entre los términos de “Masonería Aceptada” y “Masonería Especulativa”, tomándolos casi como sinónimos.  Por razones de simplicidad y de método, se debería  distinguir entre Masonería Antigua y Masonería Moderna, entendiendo por la primera la anterior a 1717 y la Moderna a la posterior a dicha fecha. La Masonería Antigua, que se ha mantenido viva durante siglos y hasta el presente, está constituida por los siguientes elementos:

1)  Masones Operativos en sentido espiritual (los “inspiradores hermetistas” que mencionaba René Guénon);
2)  Masones Operativos en sentido material (los “obreros de la piedra” que mencionaba el baronet escocés Andrew Ramsay);
3)  Masones Aceptados.
            
              Desde tiempos inmemoriales los Masones Aceptados fueron invitados a formar parte de la Hermandad, siendo casi siempre reyes, príncipes, abades, etc. que, si bien no eran practicantes del Oficio, ejercían el patronato y la protección de las Logias. El caso típico es el del rey inglés Athelstan, que otorgó las primeras Constitutions al Oficio, pero los ejemplos son innumerables. Sin embargo, además de estos casos, es menester señalar algo que se ignora por completo en los ámbitos de la Masonería Especulativa: en toda Logia Operativa, obligatoriamente, había dos (2) Masones Aceptados. Ellos eran el médico y el capellán de la Logia, quienes no eran formalmente Masones iniciados sino que prestaban un juramento de secreto y así podían asistir a ciertas partes de los rituales de los Grados inferiores para cumplir tareas específicas propias de sus respectivas profesiones. Así vemos de qué manera los Masones Aceptados estaban formalmente integrados a la Masonería Antigua anterior a 1717. 

         Todo esto plantea una delicada cuestión pues así se entiende cuál era la verdadera situación del pastor protestante James Anderson y su calificación  (o descalificación ...) para realizar las innovaciones que introdujo en la Masonería Antigua desarticulando su sistema de trabajo. El hecho es que, hacia 1707, Anderson era “Brother of Jakim” (capellán) de una Logia  Operativa escocesa y en tal carácter aparece, desde el 1ero. de Enero de 1710, en Londres, como capellán de la Logia “St. Paul”, que era la encargada de la reconstrucción de la catedral del mismo nombre. Esta era una de las  Logias que se reunían en la taberna “The Goose and the Gridiron - Ale House”.  
  
II) Las alteraciones y los errores:
             
     Desde 1714, con el apoyo de un puñado de Hermanos, Anderson comenzó a introducir innovaciones y reformas en la Logia hasta que fue expulsado (kicked out) de la misma. Pero, aparte de este hecho y de otros muchos, la cuestión básica y principal es que Anderson NO era iniciado masón, ni muchísimo menos Maestro Masón, sino que había sido espectador de ciertos ritos masónicos en los Grados inferiores, lo cual no representa ninguna calificación iniciática para nada. En efecto, Anderson no había pasado por los siete años de aprendizaje obligatorio ni había trabajado prácticamente en ninguno de los Grados Superiores del Compañero, a saber: Compañero Superior de la Marca (Super Fellow Fitter and Marker) y Compañero Superior Constructor (Super Fellow Erector).

Algunas de las principales alteraciones introducidas fueron las siguientes:  

1)  Inversión de las Palabras Sagradas del 1er. y 2do. Grados para impedir el acceso de los Masones Operativos a la neo-masonería  especulativa naciente en 1717. Esta inversión destruye el simbolismo interno y la significación histórica de la sigla formada con las iniciales de las Palabras Sagradas propias de los tres primeros Grados.

2)  Inversión de las posiciones de las Columnas “J” y “B” dentro de la Logia, consecuentemente  con la alteración mencionada antes. Estos sucesivos cambios han provocado innumerables confusiones y conflictos entre Obediencias Especulativas. Quienes quieran tener un panorama claro de la cuestión, pueden leer el Capítulo “Cuestiones de Orientación” del libro “La Gran Tríada” de René Guénon.


3)  Inversión del orden de Apertura y Clausura de los Trabajos dado que, en la Masonería Operativa, se abre en el Grado más alto posible y posteriormente se van abriendo los Grados inferiores. Cuando las circunstancias lo permiten, los Tres Grandes Maestros solos abren el Séptimo Grado. En caso de no encontrarse presentes, los Harodim hacen lo propio con los Grados 6to. y 5to.. En su defecto, los Menatschim del 4to. Grado abren los Talleres de los Grados inferiores.   

4)  Inversión de las Joyas distintivas del Primero y Segundo Guardianes:
La atribución de la Plomada como Joya distintiva del Segundo Guardián es un error evidente pues, cualquier individuo familiarizado con práctica del Arte y la Ciencia de la Construcción, sabe que la primera tarea por realizar es la limpieza y la nivelación del terreno (por medio del Nivel, o sea la horizontal) la cual corresponde jerárquicamente al Segundo Guardián al frente de los Aprendices y algunos Compañeros recientes. Por otra parte, cumplida esta tarea preparatoria, se debe comenzar a elevar los muros del edificio (por medio de la Plomada, o sea la vertical). Tarea que corresponde perfectamente al Primer Guardián, al frente de los Compañeros Superiores Constructores (Super-Fellows Erectors). Esto ocurre en cuanto a la Masonería Operativa en sentido material. Desde el punto de vista de la construcción espiritual y metafísica, la Plomada representa a la totalidad de los estados de manifestación del Ser universal (estados supra- humanos) y, por lo tanto, simboliza a los Misterios Mayores. Mientras que el Nivel simboliza el desarrollo particular de uno solo de dichos estados (la perfección del estado humano) y simboliza los Misterios Menores.

5)   Abandono de la divisa tradicional “Sabiduría-Fuerza-Belleza”: Esto ocurrió principalmente en las Obediencias “latinas” y omite la referencia técnica directa a la sabiduría del diseño del rey Salomón; a la fuerza constructiva del rey Hiram de Tiro y a la belleza de la decoración de Hiram Abbi.
  
6)  Adopción tardía de la “triple devise” republicana francesa “Libertad-Igualdad-Fraternidad”. Este hecho se produjo en el siglo XIX y no en el XVIII  por el simple hecho que la “triple divisa”, contrariamente a lo que se cree, no se conocía en la Primera República de 1789 cuya verdadera “triple devise” era “Liberté, Egalité ou la Mort ...” como lo atestiguan todos los documentos de la época. No por repetir un error se convierte en una verdad...

7)  Abandono del estudio de la Geometría en Logia:  este es uno de los reclamos que, con mayor insistencia, realizaban los Operativos antiguos a los Especulativos pues significaba el olvido del “lenguaje sagrado” propio del Arte y la Ciencia de la Construcción. Este lenguaje sagrado no verbal, alabado por Pitágoras, Platón y Euclides, posee un  real valor universal y era conocido y utilizado por todas las civilizaciones tradicionales. Por supuesto que se trata, en definitiva, de la Geometría Sagrada enseñada por “el Dios que geometriza” de la Grecia clásica. Recordemos que la Masonería, “que es Geometría”,  construyó todos los Templos, palacios y castillos del mundo en todas las épocas .

8)   Traslado del Ara del centro de la Logia al Oriente de la misma, abandonando así un simbolismo polar por otro solar de menor jerarquía cósmica. En todas las Logias antiguas, el Ara estaba – y está - en el centro de la Logia constituyendo uno de los dos Polos del Axis Mundi simbolizado por la Plomada. Esta es otra aplicación del simbolismo del Centro como lo es también el Punto en el centro del Círculo.

9)  Traslado de las bancas de los Tres Grande Maestros del Occidente al Oriente de la Logia tal como se mantiene actualmente en las Logias especulativas. Este cambio denota que quienes lo realizaron estaban ya totalmente desvinculados de los Rituales antiguos en los cuales, los Operativos, tenían perfectamente claro que, para ver la salida del Sol por el Este y dar comienzo a los Trabajos, había que apostarse en Occidente. Por el contrario, para marcar la puesta del Sol en el Oeste y cerrar  los Trabajos, había que apostarse en el Oriente. Finalmente, para marcar al Sol en el meridiano más alto (Mediodía), estando en el Hemisferio Norte, hay que apostarse en el Norte mientras que, estando en el Hemisferio Sur, para marcar el Mediodía hay que apostarse en el Sur.
  
10)      Reducción de los siete Grados propios de la Masonería Operativa, primeramente a dos y posteriormente elevándolos a tres dada la debilidad intrínseca del sistema. Este tercer Grado adjuntado se creó utilizando una de las Ceremonias Anuales de los Operativos que está destinada a conmemorar la muerte de Hiram Abbi y su consecuente reemplazo en el Tercer Trono de los Grandes Maestros.

11)      Reemplazo de la Invocación al Todopoderoso (EL-Shaddai), de naturaleza eminentemente técnica por su estrecha relación con el triángulo pitagórico de proporciones 3-4-5. En su lugar se colocó  el Tetragrammaton  (Jehova) siguiendo una tendencia hacia la religiosidad protestante con la necesaria degradación del conocimiento iniciático.

12)      Inversión de las Horas de Trabajo ritual por la ignorancia de los rituales Operativos y del trabajo constructivo concreto a cielo abierto que, para determinar el perímetro de la planta del futuro edificio y por razones estrictamente cosmográficas, debían comenzar sus trabajos a la medianoche en punto y culminarlos a mediodía en punto. Si bien “simbólicamente” se puede trabajar “de Mediodía a Medianoche”, en la práctica, se necesita de los astros que iluminan realmente los Trabajos de planteo de un edificio sagrado.

13) Exclusión de la mujer en la Masonería, a pesar de que, en los Old Charges antiguos, está escrito claramente:  “hee or shee that is to be made mason ...” y también figuran alusiones tales como “Brothers and Sisters.”
     También figuran muchas mujeres en los Rollos de Pagos de la construcción  de muchas iglesias y catedrales de los siglos XIV, XV y XVI realizando todo tipo de tareas, aun las más pesadas.

14) Reducción de los Tres Grandes Maestros a un solo Venerable en la conducción de la Logia. (Three to rule a Lodge ...). En las Logias Operativas, los Tres Grandes Maestros representan, respectivamente, al rey Salomón, a Hiram de Tiro y a Hiram Abbi  y solamente en los Grados inferiores de  Aprendiz Admitido y de Compañeros nuevos existe un solo Maestro Venerable.

      No en todas las Obediencias Masónicas ni en la constitución de los principales Ritos Masónicos  se pusieron en práctica estas alteraciones en su totalidad pero, en su mayoría, fueron llevadas a cabo, aunque no sin una fuerte resistencia de los Masones Operativos. No obstante, estas no fueron las únicas alteraciones perpetradas por Anderson y sus seguidores. Otro hecho inadmisible es la quema de antiguos documentos, reglamentos y escritos (llamados Old Charges) pertenecientes a la Masonería Antigua que cayeron en sus manos so pretexto de ponerlos a salvo de manos indebidas. En realidad, se trataba de testimonios incómodos de otro tipo de Masonería pre-existente y más pura. Esos documentos, llamados despectivamente “Gothik Constitutions” por Anderson, contenían todas las enseñanzas técnicas, simbólicas y rituales necesarias para construir efectivamente pero también hacían breves pero explícitas referencias a la lealtad hacia el rey, a las relaciones con la Iglesia Católica y a invocaciones a la Virgen María que incomodaban a los protestantes que estaban al frente del cisma masónico moderno y que apoyaban a la dinastía holandesa que había usurpado las coronas inglesa y escocesa unidas, derrocando a los reyes legítimos de la dinastía escocesa de los Estuardo.                                                

III)   De la descentralización medieval al absolutismo político:

            También es necesario mencionar un hecho que casi nunca se analiza en profundidad y de graves consecuencias:  entre las alteraciones introducidas figura la aparición de un elemento extraño y ajeno a la Masonería Operativa antigua y es la aparición del cuerpo masónico denominado “Gran Logia” desconocido hasta 1717  (los masones especulativos modernos siempre se han preocupado por señalar que la Gran Logia de Londres fue  “la primera” del mundo lo cual es muy cierto y constituye la mejor prueba de que dicha institución era desconocida para la Masonería Antigua ...). Pocos masones toman conciencia de que esta nueva forma de organizar el Oficio y la actividad masónica se hizo según el modelo político de la monarquía absoluta imperante en la Europa de aquella época, mientras que la Masonería Operativa antigua estaba fundada en la descentralización típica del feudalismo. De este modo, por más que se declame la libertad y aún el republicanismo, la estructura básica de todas las Obediencias Masónicas y de todos los Ritos Masónicos es copia del absolutismo político de los siglos XVI al XVIII europeos, con la consecuente exacción de los derechos de los Maestros de las Logias en beneficio de estos cuerpos extraños denominados  “Grandes Logias”  con un desmedido aumento de la burocracia  y del papeleo por medio de la expedición de Cartas-Patentes, de distintos Certificados de Grados, Planchas de “Passe et Quit”, reglamentarismo, etc.. Como inevitable consecuencia de lo anterior surge el efecto no querido (pero en muchos casos muy querido ...) del tráfico y el comercio de Cartas-Patentes, Certificados, etc. El siglo XVIII es particularmente ilustrativo al respecto aunque esta tendencia sigue actualmente vigente con toda su fuerza.

        Todo esto regulado, valga la redundancia,  por el concepto de “regularidad” que, progresivamente, se convierte en un mero “reconocimiento administrativo” totalmente alejado de la idea de la verdadera regularidad iniciática que preconizaba René Guénon como la única verdadera. ¿Acaso no existen masones ateos que se pretenden “regulares”, por el hecho de pertenecer a una Obediencia con fama de tal? Y dicha Obediencia que pasa por ser “regular”, ¿acaso lo es  albergando Masones  ateos? Si, dentro de Obediencias “regulares”, se ha llegado a sostener que  el Grado de Maestro es “elitista” y solo se debería trabajar en los Grados de Aprendiz y Compañero y se trata de simplificar el Ritual al máximo o directamente abolirlo, no es esta la consecuencia lógica de los primeros errores y omisiones originados en 1717?
                                                 
IV) Las causas históricas
          
              Es necesario puntualizar muy claramente, entonces, que el verdadero origen de la Masonería Moderna surge de una ruptura cismática con el pasado artesanal e iniciático, constituyendo la fuente de toda irregularidad masónica posterior. Por ello, el único criterium veritatis válido para resolver cualquier cuestión doctrinaria, simbólica o ritual de la Masonería actual es referirse a la Masonería Operativa antigua como guía, tal como lo afirmaba René Guénon.

          Como se comprenderá, era menester poner en claro el gran daño ocasionado al sistema de trabajo de la Masonería Operativa antigua por estas alteraciones, omisiones y distorsiones ocasionadas, en definitiva, por cuestiones políticas, religiosas y dinásticas. Debiendo insistir permanentemente en que no se entenderá el decurso de la Masonería occidental, si se la desvincula de la historia de las guerras civiles religiosas europeas, en general, y británicas en particular.  

            Brevemente, se debe recordar que, en el siglo XVII, las coronas de Escocia e Inglaterra estaban unidas bajo la soberanía del rey escocés  James II, de religión católica, perteneciente a la dinastía de los Stewart  (Estuardo). En 1688-89 se produce la así llamada “Glorious Revolution” por medio de la cual, con apoyo de sectores parlamentarios, que hoy en día podrían ser calificados de “cipayos”, el rey legítimo es depuesto y los ejércitos holandeses de la Casa protestante de los Hannover-Orange invaden Inglaterra y el príncipe Guillermo de Orange usurpa las coronas de Escocia e Inglaterra unidas.

             Las consecuencias fueron previsibles: se reanudaron las guerras civiles británicas, esta vez también contra los ejércitos invasores, y comenzó una serie de “Rebellions” y alzamientos militares a manos de los ejércitos llamados “Jacobites”, en honor del rey James (Jacobo). Los “Jacobites” agrupaban indistintamente  a escoceses de las Highlands y las Lowlands, a irlandeses, galeses e ingleses unidos contra el  invasor extranjero en defensa de la dinastía legítima. Si bien los “Jacobites” eran principalmente católicos, también muchos anglicanos, y aun protestantes, militaban en sus filas, dejando de  lado los enfrentamientos religiosos, para defenderse conjuntamente de los usurpadores extranjeros.

          Las Logias militares estuardistas, especialmente las de las Highlands, acompañaban a los ejércitos en sus campañas  y practicaban un tipo de Masonería caballeresca y templarista distinta de la meramente obrera imperante en Londres. Por lo anterior, se comprende fácilmente que la situación de la Masonería londinense era, cuanto menos, sospechosa de Jacobitismo ante los ojos de los nuevos monarcas  usurpadores. Esta es la verdadera causa del cisma operado por el pastor Anderson, capellán de la Logia “St. Paul” (no iniciado masón y solo asistente a ciertas partes de los Trabajos en los dos primeros Grados), para crear una neo-masonería filo-protestante y cercana al poder extranjero reinante.

           Es interesante recordar que Londres se había convertido en un centro muy importante del Protestantismo europeo sobre todo por la gran cantidad de Hugonotes franceses exiliados en esta ciudad luego de la Revocación del Edicto de Nantes (1685).
          
            La Masonería escocesa Jacobita y legitimista fue, militar y políticamente, aniquilada en la matanza ocurrida luego de la sangrienta batalla de Culloden-Moor (1746) cuando sus miembros fueron perseguidos hasta su exterminio por el duque de Cumberland, “el carnicero de Culloden”. El Gran Maestre jacobita sir Charles Radcliffe, Lord de Derwentwater, fue capturado luego de la derrota y decapitado, junto con otros Oficiales, el 8 de Diciembre de ese mismo año en la Torre de Londres.

V) El cisma y la “unidad” especulativa:
            
           Aquí reside el nudo y el origen del cisma y  la irregularidad propios de la Masonería Especulativa moderna en su totalidad que, por razones de oportunismo político-religioso, provocó el desquicio del sistema de Trabajos de la Masonería Operativa con el evidente apoyo de la dinastía holandesa que se había apoderado del trono británico. Es cierto que esta grave situación  generó una fuerte reacción de los Masones Operativos y de los remanentes de la Masonería Jacobita quienes, liderados por el ilustre masón irlandés Laurence Dermott, fundaron, en 1751, una Gran Logia opuesta a la de Londres de 1717. El nuevo cuerpo masónico se denominó “Grand Lodge of England according to the Ancient Institutions” y bautizó despectivamente de “Moderns” a la Gran Logia de 1717.

           Como ya se ha visto,  los puntos de divergencia eran muchos y muy importantes pero, a modo de ejemplo y complementando la enumeración de párrafos anteriores, se debe mencionar también la exclusión, por ignorancia, de toda la Masonería de la Marca (Mark Masonry) que constituye el verdadero núcleo del Grado de Compañero (es por esta causa que el Grado de Compañero aparece como vaciado de contenido en la Masonería Especulativa) y el Santo Arco Real que constituye la verdadera Maestría Masónica (el actual 3er. Grado especulativo corresponde meramente al Maestro de Logia que, en el sistema Operativo, corresponde a los Menatschim u Oficiales Superintendentes pero NO a los tres Grandes Maestros Masones). De esta forma, los Grados más importantes y significativos por su origen Operativos (la Mark Masonry y el Holy Royal Arch) quedaron fuera  del sistema de los tres Grados de la llamada Masonería Simbólica.

              Desvirtuando las afirmaciones de que la Masonería se encontraba muy debilitada y al borde de la extinción y que el surgimiento de esta neo-masonería moderna, en 1717, evitó su desaparición, el enfrentamiento entre las dos Grandes Logias  duró sesenta y un años hasta que, en 1813, por presión real, se logró una unificación de ambos cuerpos con una virtual rendición de los “Moderns”. Este es el origen de la actual “Gran Logia Unida de Inglaterra”, la cual logró salvar algo de la herencia antigua. Sin embargo, el mal ya estaba hecho y gran parte del conocimiento técnico, simbólico y ritual se perdió para la Masonería moderna. No obstante, las Logias Operativas continuaron existiendo en el mayor secreto sin reconocer como Masones a los Especulativos. Como ejemplo del rechazo a los errores especulativos, las Logias Operativas execraron a Anderson y no  iniciaron más a quienes llevasen tal apellido .

VI)       Nuevas desviaciones:    

        Pero aquí no termina el proceso de decadencia iniciado en 1717, pues las Masonerías llamadas “latinas” (Francia, Italia, Bélgica, España, Portugal, etc.) continuaron desviando los objetivos de la Masonería Antigua mediante un proceso continuo de politización, laicización, simplificación y omisión de las enseñanzas técnico-simbólicas de la misma. Para colmo de males, en 1789, se produce la Revolución Francesa que, durante el Terror, persigue a los Masones por pertenecer a la aristocracia y/o a la alta burguesía, allana y clausura las Logias y guillotina a gran cantidad de Masones entre los cuales se encontraban muchos curas, abades y nobles. La Masonería francesa solo comienza a resurgir durante la época napoleónica, pero ya impregnada con la ideología imperante y “à la page” con las ideas republicanas. Es tan solo a partir de las revoluciones de 1848  que la Masonería Francesa  retoma fuerza y vigor,  pero ahora bajo el signo creciente del anticlericalismo, socialismo, liberalismo, anarquismo, etc. infiltrados en las Logias a través de los “Clubs de la Pensée”  jacobinos (no “Jacobitas” ...). Esta es la versión desviada y devaluada, que es considerada (por los profanos y también por muchos Masones ...) como “la” Masonería a secas y que cree poseer una misión “social” en el mundo. Esta situación de ignorancia es particularmente grave en Latinoamérica. Resulta patético y paradójico que los Masones Especulativos modernos, en su oportunismo, se hayan hecho cargo de los errores y falsificaciones contenidas en las falsas denuncias de abades ignorantes o de mala fe como Barruel y Lefranc .

         ¿Cuál será, entonces, el destino de esta Masonería desviada aun con respecto a los primeros desviados? Sin enseñanzas coherentes por el abandono del estudio de la Geometría en Logia, con Rituales alterados e incompletos, con una ideología supuestamente masónica pero totalmente profana en realidad, con Grados técnicos suprimidos y con superabundancia de Altos Grados, que no pueden practicarse nunca por falta de tiempo y lugar y volcada a actividades profanas, el futuro no parece demasiado prometedor ...


VII) Viejos reduccionismos:
           
          Finalmente, es oportuno hacer algunas reflexiones sobre otro desafío que debe enfrentar la Iniciación de los Constructores en Occidente. Se trata de un reduccionismo, siempre latente, que tiende a subordinar la Vía Iniciática a la Vía Religiosa. Esta tendencia se ha observado en oportunidad de sostenidos ataques a la obra de René Guénon, negando la posibilidad de la existencia de la Tradición Primordial, negando un conocimiento profundo de Guénon sobre el Cristianismo, afirmando  la preeminencia de los aspectos salvíficos de la religión por sobre los liberadores y suprahumanos de la iniciación, etc. y otros argumentos trabajosamente elaborados que, por el solo hecho de plantearlos, aparecen como una “marca” descalificatoria de sus autores para seguir una vía iniciática, dada su ignorancia básica acerca de la doctrina esotérica tradicional.

              Históricamente, en el origen de la desviación moderna aparece también un reduccionismo religioso cuando, bajo influencia del moralismo de raigambre protestante, solo se atina a definir a la Masonería como “un sistema de moralidad velado por alegorías e ilustrado por símbolos” ...  En esta definición, acuñada hace dos siglos, es evidente la ausencia de una concepción superior  que proponga una realización espiritual liberadora, lo cual sería una clara señal de la Vía Iniciática en pos  de los estados superiores del Ser.

           En la actualidad, bajo el aspecto de críticas a las doctrinas expuestas por Guénon, algunos Masones proponen una “religiosidad” totalmente alejada y negadora de los objetivos y los métodos iniciáticos. En definitiva, ambas tentativas, la protestante del siglo XVIII y la católica del siglo XXI, fueron y son subversivas del orden normal entre lo esotérico y lo exotérico pues, para expresarlo en lenguaje abrahámico y cristiano: el papa es vasallo de Melki-Tsedek (1) y ante él debe arrodillarse y rendirle tributo. Y San Pedro, jefe religioso de la Iglesia, debe reconocer y respetar a San Juan como el discípulo bienamado que conoce los secretos del Sagrado Corazón de Jesucristo.
              
     Parafraseando a Dante:  aquellos que tengan el intelecto sano comprenderán la doctrina que se esconde bajo estas palabras extrañas ... 


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NOTAS:  

(1)      El concepto de “vasallo” es aplicado aquí en su sentido técnico medieval de reconocimiento y lealtad hacia un superior. Así como, en el orden político medieval, los reyes eran vasallos del Emperador y éste, a su vez, era vasallo del Papa, el Sumo Pontífice, con más razón en el plano espiritual, era vasallo espiritual de Melki-Tsedek quien, a través de la sumisión de Abraham, establecía “el orden de Melki-Tsedek”, según el cual se constituye el sacerdocio cristiano ...  



BREVE  BIBLIOGRAFIA INDICATIVA:  


-      BARLES, Jean: “Histoire du schisme maconnique anglais de 1717. 1688-1730: Creation de la Grand Loge de Londres”, Guy Trédaniel, Paris, 1990.

-      CALLAEY, Eduardo R.: “El mito de la Revolución Masónica”, Nowtilus, Madrid, 2007.

-     Revista “Transactions” publicada por la “Leicester Lodge of Masonic Research”, Leicester, Inglaterra, Volumen 1909-1910 y otras sine data.

-      FERRO, Jorge Francisco:  “La Masonería Operativa”, KIER, Buenos Aires, 2008. 

 - Archivos de la “Worshipful Society of Free-Masons, Rough-Masons, Wallers, Slaters, Paviours, Plaisterers and Bricklayers”, con artículos y notas de Thomas Carr, John Yarker, Clement Stretton, Major Gorham y otros.

-      Archivos de la Orden Real de Heredom de Kilwinning.

-      CAMPBELL-EVERDEN, William:  “Freemasonry and it’s Etiquette”, London, A. Lewis, 1932.

-      DERMOTT, Laurence:  “Ahiman Rezon or a Help to all that are Free and Accepted Masons, London, Robert Black, 1764.

-      GUENON, René:  “Etudes sur la Franc-Maconnerie et le Compagnonnage”, Editions Traditionnelles, II Tomos, Paris, 1970.

-      GUENON, René: “Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada”, EUDEBA, Buenos Aires, 1988.


-      STEEL-MARET, Elie: “Archives Secretes de la Franc-Maconnerie”, Librairie de la Préfecture, Lyon, 1893.

-      NAUDON, Paul:  “Les Origines religieuses et corporatives de la Franc-Maconnerie”, Dervy Livres, Paris, 1979. 


-      THE OPERATIVES:  “A History of the Worshipful Society of Free-Masons, Rough-Masons, Wallers, Slaters, Paviours, Plaisterers and Bricklayers”, London, 2006.
 
-      THE WORSHIPFUL SOCIETY OF FREEMASONS, ROUGH MASONS, WALLERS, SLATERS, PAVIOURS, PLAISTERERS, AND BRICKLAYERS.  Directory and Calendar”, London, 2008-2009.

-      STRETTON, Clement: “Tectonic Art – Ancient Trade Guilds and Companies – Free Masons’ Guilds”, Melton Mowbray Company, Leicester, 1909.

-      STEVENSON, David: “The first Masons – Scotland’s early lodges and their members”, Geo. Stewart & Co., Edinburgh, 1942.



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Logia de Investigaciones “René Guénon”, Nro. 2
HRDM+KLWNNG